Los individuos nacen con un desconocimiento acerca del entorno circundante al cual se verán expuestos desde el momento de la concepción. El miedo a lo desconocido crea la necesidad de llenar aquellos vacios que no permiten comprender el mundo sin antes saber de qué se trata el mismo, sin embargo cabe preguntarse ¿hasta dónde llegaría el ser humano con tal de obtener conocimiento y conquistar los miedos al no saber?
A medida que el tiempo va pasando, y más generaciones de individuos siguen poblando el planeta, las experiencias del pasado se transmiten para tener en cuenta un legado de conocimientos que se han arraigado y que incluso se han visto sometidos a las replicas y comprobaciones científicas para mejorar y aportar idear nuevas sobre el uso, beneficios y costos de aquellos saberes antiguos que buscan en el futuro la mejor de sus aplicaciones. Esas investigaciones han dejado una gran huella en la evolución de la especie humana, si bien por las grandes ventajas que han generado los avances científicos en campos como la salud (viéndose reflejada la tasa de mortalidad de nuestros días en comparación a la edad media), también por los excesos y negligencias que se han cometido bajo el estandarte de la ciencia.
Sin embargo es de rescatarse a favor de la ciencia, que por la condición de seres subjetivos el descubrir un saber desconocido no asegura su correcto uso, ha de verse el ejemplo del uso equivoco que se ha dado a la radiación. Los miedos e inseguridades, la ambición por el poder y la historia bélica que fundamenta toda cultura hacen que la necesidad por ayudar a cambiar este rumbo de decadencia surja de las personas cuyo conocimiento intelectual no sobrepasa sino que complementa la condición humana de ayuda y empatía con los semejantes. Por esta razón, se comienzan a elaborar búsquedas incansables de formas en las que se pueda proporcionar servicio, haciendo de la ciencia el mejor camino para lograrlo.
Cuando los científicos son consientes del gran poder que pude salir de sus pensamientos e ideas, fundamentados en la labor humanitaria, se crea un movimiento en pro de enfatizar el buen uso de la ciencia, de sus métodos y materia prima de trabajo. La ciencia no puede seguir siendo vista como un arma de doble filo, el único uso que se puede dar a la ciencia, yace su razón de ser en las consecuencias de los hechos científicos, misma que solo puede ser interiorizada para una mejor comprensión desde la consciencia misma de las intenciones primarias.
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