Si pensamos en ciencia, lo primero que se viene a la mente es objetividad, raciocinio, métodos, lineamientos y verdades absolutas, deducir, concluir obtener leyes y teorías, comprobar, verificar, estructurar, observar y tocar.
Lo que se encuentre por fuera de estas definiciones es pseudocientífico o simplemente algo fantasioso que va por el mundo arrojando teorías a personas poco pensantes.
Para mi iniciativa propongo una ciencia llevada al margen de una aceptación científica de expertos y de métodos, sin embargo encontramos ciencia en cada experiencia que vivimos, no quiere decir que esta sea establecida como estándar general, es simplemente un ser humano absorbiendo para si lo mejor de su medio y anexándolo a la realidad que construye día, día.
En este escrito quiero rescatar una ciencia más humana, más propia, con más sentido, no solo para el ser humano, sino por el ser humano; creo que todo en la vida debe llevar un orden así sea un orden dentro del caos, pero debe seguir lineamientos y normas para poder llegar a comprender lo que vemos a nuestro alrededor, pero también la ciencia nos permite tener emociones, pensamientos racionales y libertad de pensamiento, sobre nuestros actos.
Cada experiencia que vivimos debemos hacerla parte de nosotros, entender que si nos vamos a dedicar a crear ciencia no debe ser solo para alcanzar un reconocimiento o satisfacción propia sino para ayudarle a los demás a entender su alrededor, a encontrarle un significado propio y comunal a la ciencia, ya que esta no debe entenderse como un concepto macro y lejano, sino como una apropiación y una muestra de las habilidades y potencialidades que un hombre pueda a alcanzar, que puede sobrepasar y llevar al limite esas funciones superiores de las que cree poseedor.
Mas allá de una inteligencia macro, enmarcada por la biología, la química y la lógica, esta un cerebro que contiene emociones, sensaciones, percepciones, afectividades, logros, sueños, autorrealizaciones y muchas cosas mas que exige realizar una ciencia no solamente con los sentidos con los que nacimos (gusto, tacto, olfato, vista, oído) si no con un sentido para y por el hombre integral que reclama una ciencia integral, mas allá de una estandarización, mas acá, mas cerca de un ser humano.
Podemos soñar con una ciencia más cercana, más real, menos complicada, menos lejana una ciencia que podamos disfrutar en compañía de otros, una ciencia que pueda seguir siendo observable, cuantificable y medible, sin necesidad de extender entre ella y nosotros los seres humanos sin bata de laboratorio una experiencia personal.
LIZETH MAHECHA
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