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sábado, 20 de noviembre de 2010

LA COGNICIÓN: UNA CREENCIA ERRONEA

Entre las especies vivas, los seres humanos resaltamos por sobre las demás gracias a diferentes habilidades que poseemos, las cuales son el producto de años de perfeccionamiento evolutivo de nuestra condición humana.

Si bien puede sonar un poco arrogante la anterior afirmación que hago, no debe entenderse como una ufanación desde una perspectiva emocional, por el contrario debe tomarse desde un punto de vista racional que nos permita comprender la verdadera esencia del producto que somos, resultantes de la ingeniería natural, expresada en la diversidad de seres que habitamos este planeta.

Cada especie tiene una gran cantidad de características las cuales se dan acorde a la fisionomía y ambiente en el que habitan y ante el cual han desarrollado estrategias de adaptación a las exigencias presentes en ese medio. En el caso de los humanos, gracias a las cualidades de nuestro cerebro y a los años de moldeamiento al que ha sido sometido, somos poseedores de desarrollar varios procesos psíquicos cuya unión forma la cognición, el gran estandarte que nos diferencia de las demás especies, del cual nos “alardeamos y nos sentimos orgullosos”.

El concepto de cognición lo hemos venido desglosando a medida que pasa el tiempo y nos preguntamos por el origen de las complejidades que guarda el cerebro humano. Una aproximación a la definición sobre cognición, desde una perspectiva muy personal, puede llegar a ser identificada como la unión de varios procesos de estructuras especializadas en el cerebro, las cuales determinan el funcionamiento de la persona en su interior, acorde a la percepción del mundo, el significado que le atribuye a sus diferentes componentes, expresando por medio de comportamientos todo el proceso que se lleva a cabo en el sistema encefálico.

Al pensar sobre este concepto, y al atreverme a dar una definición de aquello que creo identificar como cognición, me doy cuenta que poseo más dudas que antes sobre este tema, ya que he recibido información, pero esta no es clara. Puede ser por la escasez de conocimiento o por la abundancia de desconocimiento, o simplemente porque ya tenemos instaurada una idea cuya base consiste en una fé ciega e irresponsable en vez de una sana incredulidad que nos lleve a dudar sobre ésta concepción para que nos encamine a aprehender sobre estas cualidades psíquicas, y que nos haga reflexionar sobre la exclusividad de esta capacidad, ya que no somos los únicos con estas cualidades, así como nos han hecho creer.

Los animales no poseen un cerebro tan especializado como el nuestro. No tienen un lóbulo frontal que les permita discernir como lo hacemos para evaluar la situación desde diferentes perspectivas, sin embargo, existen animales con la capacidad de razonar, de recordar, de asociar entre otros procesos cognitivos que creemos son solo nuestros. Tomemos por ejemplo el experimento del simio KOKO, se trata de un experimento en el que se encierra a este ser en una jaula con un racimo de bananas en lo más alto de la jaula, la cual a su tiempo también contiene una serie de cajas. El animal es capaz de apilar las cajas para llegar a obtener el racimo de bananas. ¿Acaso no es esto resolución de problemas? ¿No es evidente que el simio entiende que si desea algo debe elaborar una serie de procedimientos, manipulando su entorno para obtenerlo?

Para finalizar, creo pertinente comenzar a cuestionarnos aun mas sobre la cognición, quien la posee, y las formas en las que lo hace, ya que creo es conveniente, así como en los humanos se acepta la idea de inteligencias múltiples, contemplar la idea de cogniciones múltiples, de acuerdo a la especie y su medio.

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