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sábado, 20 de noviembre de 2010

NUESTRA CONDICIÓN HUMANA

Desde el momento en el que nacemos, los seres humanos nos caracterizamos por ser únicos en varios aspectos, muchos de los cuales ni la ciencia más avanzada ha podido llegar a explicar claramente. Tal es el caso de ese impulso de vida que nos hace funcionar desde la mas ínfima fibra de nuestro ser.

La historia de la humanidad ha sido enmarcada por varios cambios socioculturales que han definido varios aspectos de la forma de vida en la que hemos decidido convivir. Esta serie de transformaciones tienen cabida en varios ámbitos, aquellos que conforman nuestra columna de conocimientos acerca del mundo y lo que en el habita. Es válido anotar que este constante dinamismo se debe a los ajustes que realizamos para acoplar el ambiente a nuestras necesidades, de ahí que sean tan variados.

En la actualidad, en la transición del último siglo, se ha presentado una interesante revolución, la de la era de la cibernética, el momento en el que la invención de los seres humanos nos permite pensar que podemos crear vida artificial por medio de la robótica. Esta ciencia nos ofrece los conocimientos complejos sobre imitación de procesos, que se creían únicamente humanos, en maquinaria constituida por piezas cuidadosamente ensambladas y programadas para recrear desde movimientos físicos hasta procedimientos intelectuales. Esto origina una idea y un sentimiento de grandeza, lo cual, si no es manejado con la responsabilidad que merece, podemos terminar siendo víctimas de nuestros propios inventos de una forma directa o indirecta.

Loa avances tecnológicos son una gran herramienta para mejorar la calidad de vida de las personas, por lo menos esa es la consigna, sin embargo, la misma condición humana hace que caigamos en constantes errores como el facilismo que adoptamos  proporcionado por las nuevas y avanzadas herramientas. Si bien los medios para conseguir objetivos que nos satisfagan mejoran, las capacidades de los seres humanos se ven deterioradas y la dependencia emerge a raíz de las pocas estrategias de afrontamiento y resistencia al cambio de las personas en conjunto con el movimiento vanguardista de la cibernética. Hoy en día creamos “necesidades innecesarias”, ya no sabemos diferenciar con claridad entre lo que verdaderamente necesitamos y aquello que no, convirtiéndose esto en nuestro punto más débil en el proceso de adaptación a este entorno que constantemente se ve sujeto a la autoactualización.

Desde una perspectiva muy personal, considero que no estamos completamente capacitados para manejar tal proporción de “poder”. Queremos crear vida, recrear nuestra condición humana en una máquina que funciona a base de programaciones que pueden ser realizadas acorde a la subjetividad de la persona que la comanda lo cual es un gran problema, ya que se intenta reflejar aspectos de la personalidad de los seres humanos y no recordamos que los rasgos que nos caracterizan son volátiles y variables, así que cabe preguntarnos, ¿podemos lidiar con una maquina que trate de simular la irascibilidad y no tenga un lóbulo frontal que le permita elaborar juicios de moral, sin si quiera poder adoptar un matiz diferente a la programación que se le ha dado?

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